Con motivo del decimotercer cumpleaños de mi hija, me subí a la montaña rusa Battlestar Galactica del parque de atracciones Universal Studios de Singapur. Pese a lo aterrador de una experiencia que se me hizo eterna —caída de 12 metros a 90 km/h —, me pareció bastante acertada como metáfora de la evolución de la rentabilidad de la renta variable emergente durante los últimos años. Sin embargo, los contratiempos que la castigaron en 2022 están dando las primeras muestras de estar remitiendo, por lo que mi optimismo sobre las oportunidades potenciales de inversión en determinadas temáticas de renta variable emergente es cada vez mayor.
Los contratiempos de 2022 podrían estar transformándose en ventajas. ¿Por qué?
Si bien persisten algunos problemas en los mercados emergentes (ME), la mejora del entorno informativo y de las valoraciones crea un panorama cada vez más favorable para las inversiones temáticas en renta variable emergente, concretamente por los siguientes motivos:
Los principales indicadores económicos están mejorando. El diferencial de crecimiento del PIB entre los mercados emergentes y los desarrollados, que registró su mínimo en 20 años a principios del año pasado1, ya ha tocado fondo y no para de mejorar; asimismo, actualmente los principales indicadores de crecimiento económico se están acelerando a un ritmo mayor en los emergentes. La reapertura en China es en buena parte responsable de esta evolución, que, además, debería verse impulsada por la relajación de su política «COVID cero» y la introducción de medidas de apoyo específicas. Por otro lado, las perspectivas de crecimiento para la India también son cada vez más positivas.
La presión inflacionaria ha disminuido. En contraste con sus homólogos de los mercados desarrollados (MD), los bancos centrales de los mercados emergentes no consideraron «pasajero» el aumento de la inflación, de modo que iniciaron los ciclos de alzas más de doce meses antes; al margen de esto, la inflación general del conjunto de los ME fue de aproximadamente la mitad que la de los MD. En los mercados emergentes la inflación se ha moderado o está bajando y los tipos de interés reales están en territorio positivo. Esperamos, pues, que el tono de la política monetaria sea mucho más favorable que en los desarrollados, donde sus bancos centrales deben afrontar varias dificultades.
Las revisiones de beneficios indican una mejora de la rentabilidad relativa. En los mercados emergentes, las revisiones de las previsiones de resultados empezaron a rezagarse hace casi 18 meses y, si bien no atisbamos mejoras en el corto plazo, actualmente en los mercados desarrollados las revisiones a la baja se han acelerado en términos relativos. Históricamente, esto ha sido una señal clara que anticipaba un mejor comportamiento relativo de la renta variable de los mercados emergentes.
Valoraciones más atractivas. Tras el intensivo deterioro de 2022, las valoraciones de los títulos de renta variable de los mercados emergentes parecen asequibles comparándolas tanto con su propia trayectoria como con sus homólogos de los mercados desarrollados. En términos de beneficios ajustados al ciclo, la renta variable de mercados emergentes cotiza hoy a aproximadamente la mitad de la ratio precio-beneficio de los mercados desarrollados2, aunque esta imagen general oculta grandes disparidades; en concreto, las valoraciones de China rondan los niveles más bajos de su historia y, las de India, los más altos.
La presión sobre el dólar disminuye. El avance del dólar estadounidense lleva mucho tiempo lastrando la confianza en los mercados emergentes, dado que estos suelen observar un peor comportamiento relativo cuando la divisa se aprecia. Tras alcanzar su máximo de 20 años en 2022, el índice del dólar ponderado por negociación parece estar perdiendo impulso3. De hecho, la desaceleración de la inflación en Estados Unidos, los indicios de menores alzas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal y el deterioro de las expectativas de crecimiento han pesado en la evolución del dólar.