Podría haber oportunidades, pero la selección de valores será clave
Así pues, en cuanto la Fed comience a recortar los tipos, creemos que podrían surgir oportunidades interesantes para que los inversores amplíen su exposición al segmento de alto rendimiento con mayores diferenciales. En todo caso, hasta que llegue ese momento, insistimos en nuestra recomendación de adoptar un posicionamiento defensivo. Por otra parte, es probable que la selección de valores en este mercado cobre mayor importancia en el futuro. En concreto, hay que evitar los posibles focos de tensión, como los emisores que están intentando cambiar de rumbo o los excesivamente expuestos al apalancamiento o al ciclo económico. En un entorno tan incierto como el actual, descartamos conceder a este tipo de empresas el beneficio de la duda.
Un mercado de alta calidad cuyos diferenciales crediticios suelen sobrevalorar las tasas de impago reales
Los indicadores fundamentales del crédito high yield parten de una posición sólida basada en una elevada cobertura de los intereses y un endeudamiento relativamente bajo en el momento de escribir este artículo, aunque esperamos cierto deterioro en los próximos trimestres a medida que se desacelere el crecimiento económico. También prevemos que en este segmento las tasas de impago puedan aumentar hacia sus medias a largo plazo (aproximadamente, 4-5 %) en los próximos doce meses, pero no que la morosidad sea masiva. Un factor que debería contribuir a limitar el número de impagos es la sólida distribución cualitativa del mercado high yield, menos del 11 % del cual tiene calificación CCC —la más baja—, frente a más del 22 % justo antes de la Gran Recesión de 2008.
Lo ocurrido entonces fue solo un ejemplo histórico de un período en que los diferenciales crediticios high yield se dispararon y superaron su valor razonable si atendemos a las tasas de impago reales constatadas. En la medida en que esto podría volver a ocurrir, no podemos confiar sin más en la fortaleza actual de la calidad crediticia del mercado de alto rendimiento como garantía frente a una posible gran ampliación de los diferenciales en el futuro.