Los mercados europeos han observado con nerviosismo el desarrollo de las elecciones parlamentarias francesas, que, tras una primera vuelta de infarto, se han saldado finalmente con un parlamento sin mayoría absoluta. Aunque este resultado aumenta la incertidumbre en los mercados europeos de renta variable y de deuda, ha reducido de forma significativa el riesgo de cola de que el partido de extrema derecha Rassemblement National (RN) y sus socios formen gobierno. Finalmente, el partido solo obtuvo 143 escaños (de un total de 577), pese a que los resultados de la primera vuelta le auguraban más de 250 escaños. El voto táctico del electorado y la coordinación entre los partidos de izquierda y de centro para evitar la división del voto empujaron al RN al tercer puesto, por detrás del Nouveau Front Populaire (NFP), una improvisada coalición de partidos situados a la izquierda (180 escaños), y del centrista Ensemble, que apoya al presidente Emmanuel Macron (163 escaños).
¿Por qué un gobierno de extrema derecha suponía un riesgo tan elevado?
Una victoria del RN habría podido agudizar dos tendencias muy negativas existentes en Francia desde hace tiempo. Nos referimos, en primer lugar, al auge del populismo y, en segundo lugar, a una deficiente senda fiscal (deterioro de las finanzas públicas), dos factores que podrían tener un impacto más amplio en Europa.
Con el resultado electoral final se ha evitado este riesgo, pero no se han resuelto las tendencias subyacentes. Francia es todavía un país donde el populismo está en ascenso. Y, por otra parte, no está claro que el próximo Gobierno vaya a abordar la estrategia fiscal deficitaria del país.
En cuanto a las posibles opciones para la formación de gobierno, se podrían dar tres escenarios:
- una coalición entre partidos moderados sería la solución más favorable para el mercado, aunque es difícil de alcanzar, pues es probable que crease tensiones insalvables en el seno del NFP;
- un gobierno en minoría, ya sea de izquierdas con el NFP o centrado con el ala de centro-izquierda, lo cual limitaría en gran medida su capacidad de hacer política;
- bloqueo político, es decir, la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre los partidos o alianzas. Este estancamiento podría prolongarse, ya que legalmente no es posible convocar nuevas elecciones hasta dentro de un año.
Aunque los mercados de renta fija han repuntado y el diferencial de la deuda pública francesa frente a los bonos alemanes se ha reducido, los diferenciales se mantienen relativamente amplios. En función del resultado político, los diferenciales podrían estrecharse aún más si los partidos alcanzan una solución tecnocrática o volver a ampliarse en caso de parálisis parlamentaria. Asimismo, el mercado bursátil francés ha registrado una rentabilidad significativamente inferior a la del mercado de renta variable europeo en general, que también se vio afectado por la incertidumbre de las elecciones parlamentarias francesas.
Hasta hace pocas semanas, Europa experimentaba un entorno de crecimiento y precios moderados. La renta variable europea, impulsada por la reactivación del crecimiento, generaba buenas rentabilidades, mientras que el Banco Central Europeo recortaba los tipos de interés ante el descenso de la inflación. Este contexto de mejora de la coyuntura económica y recorte de los tipos colocó a la renta variable europea en una posición favorable. Además, las valoraciones también resultaban atractivas, sobre todo ajustadas por sectores, con múltiplos relativos frente a EE. UU. cercanos a niveles no vistos desde la crisis financiera mundial de 2008-2009. Estas condiciones favorables supusieron un estímulo para los mercados de renta variable europeos hasta que comenzaron a arreciar las tensiones políticas, especialmente tras la disolución del Parlamento francés. Aunque de momento el panorama sigue siendo incierto, existe la posibilidad de que la situación política en Francia se resuelva, al menos a corto plazo, lo que permitiría recuperar ese impulso alcista.
Habrá que esperar para saber cuál de los tres escenarios se impondrá. Mientras duren las negociaciones políticas, en los mercados de renta variable aumentará la incertidumbre y, potencialmente, la volatilidad, a medida que los inversores reaccionen a los bandazos de una escena política cambiante.
Evaluar las implicaciones a largo plazo para Francia, la UE, el euro y los mercados financieros resulta difícil en estos momentos. No obstante, desde una perspectiva más amplia, creo que los inversores no deberían ignorar los avances positivos en otras regiones, en particular la mejora del contexto en las «economías periféricas» de Europa y la evolución favorable del Reino Unido tras unas elecciones parlamentarias que han generado una situación muy distinta a la actual en Francia. El Partido Laborista ganó las elecciones y dispondrá de una de las mayores mayorías parlamentarias desde la Segunda Guerra Mundial. Aunque aún se desconocen los detalles de las políticas, el principal efecto del resultado electoral es el paso de la incertidumbre a la estabilidad política, lo que podría mejorar la percepción global del Reino Unido como destino de inversión. Sin embargo, los pormenores de las políticas del nuevo Gobierno laborista podrían no esclarecerse hasta octubre, cuando presente su primer presupuesto. Asimismo, el nuevo Gobierno ha manifestado su deseo de mejorar las relaciones laborales con la UE y estrechar la cooperación. Todos estos factores deberían crear un entorno más positivo para Europa en su conjunto.
Aunque muchos de los cimientos que respaldan unas perspectivas más atractivas para la renta variable europea siguen intactos, la incertidumbre política subraya la necesidad de una selección activa de valores. Una estrategia enfocada en la renta variable europea permitiría a los inversores aprovechar el incremento de la volatilidad y la dispersión para adquirir valores sólidos a largo plazo, especialmente en segmentos infravalorados del mercado como el británico.