El resultado de las elecciones europeas celebradas en junio podría acelerar un cambio en las prioridades políticas de la UE, con implicaciones potencialmente significativas para la renta variable europea. A continuación, expondré algunos de los temas clave que he estado siguiendo.
El péndulo político se inclina hacia la derecha
Tal y como anticipaban las encuestas, parece que la extrema derecha es la gran vencedora de las elecciones al Parlamento Europeo. A pesar de que los partidos de centro han sido capaces de conservar la mayoría absoluta, es previsible que el equilibrio de poder se desplace del centro izquierda al centro derecha, y que el Partido Popular Europeo (PPE) se convierta en el grupo parlamentario más influyente. Aunque creo que, en general, el PPE seguirá votando con el centro-izquierda, también podría formar una mayoría con la extrema derecha, lo que le otorgaría una gran influencia en cuestiones como la inmigración, el clima y la integración de la UE.Otro factor que complica la situación es la incertidumbre política actual en Francia, que se percibe como una sorpresa negativa para los activos de riesgo europeos.
La forma en que ese posible reajuste altere la política de la UE dependerá de una serie de factores, como la composición de la Comisión Europea, los cambios en el panorama político de los Estados miembros y acontecimientos internacionales como la guerra en Ucrania y las elecciones estadounidenses. Sin embargo, según mis conversaciones recientes con responsables políticos, es probable que la futura política de la UE sea:
- Menos «verde». Algunos segmentos del electorado creen que las medidas climáticas han ido demasiado lejos, sobre todo porque la crisis de asequibilidad de la energía se ha atenuado un poco. Creo que la UE mantendrá su apuesta por la independencia energética, pero ralentizará los avances políticos hacia el objetivo de cero emisiones netas. Además, algunas iniciativas a largo plazo, como la producción de hidrógeno verde, pueden perder impulso.
- Menos centrada en la integración de la UE. El aumento del apoyo a los partidos extremistas indica una creciente pérdida de confianza en las instituciones gubernamentales por parte de amplios segmentos de la población europea. Esos votantes también creen que la integración de la UE va demasiado rápido y se preocupan por la soberanía nacional, lo que significa que el progreso en áreas como la unión de los mercados de capitales podría ralentizarse aún más, mientras que nuevas propuestas, como un fondo de defensa común, podrían tener dificultades para ganar impulso.
- Más dura en cuanto a políticas migratorias. Aunque la reforma recientemente acordada de las normas de asilo y migración ha endurecido la entrada en la UE de los solicitantes de asilo, los avances significativos de la extrema derecha podrían dar lugar a mayores restricciones. Esta medida podría limitar aún más un mercado laboral ya de por sí tenso.
- Más favorable a la actividad empresarial. Una crítica común es que el actual Parlamento Europeo se centra demasiado en la regulación, en detrimento de las empresas. Podríamos asistir a un retroceso de algunas medidas, sobre todo en sectores importantes para la seguridad nacional y la resistencia de la cadena de suministro, como los semiconductores y los minerales esenciales. También podríamos ser testigos de una flexibilización más permanente de las normas sobre ayudas estatales.
- Potencialmente más favorable a China. El próximo Parlamento Europeo también podría adoptar una postura cada vez más positiva hacia China si los partidos de extrema derecha obtienen buenos resultados. Desde la invasión de Ucrania, parte de la extrema derecha europea ha trasladado su apoyo de Rusia a China. Un parlamento cada vez más favorable a China podría complicar las relaciones entre la UE y EE. UU., ya que Estados Unidos sigue presionando a favor de la desvinculación.
Implicaciones para los inversores
Aunque una reducción de la carga administrativa podría ser claramente positiva para las empresas de la UE, considero que el cambio de rumbo general es marginalmente negativo. Las reformas que impulsan una mayor integración, como la unión bancaria y de los mercados de capitales, reforzarían la resistencia de la economía de la UE y facilitarían el crecimiento. Además, permitir y fomentar la inmigración de mano de obra cualificada podría ser clave para limitar la inflación y potenciar el crecimiento económico.La incertidumbre política asociada al ascenso de la extrema derecha, tanto a nivel europeo como nacional, también podría lastrar la confianza de los inversores en la renta variable europea. Este sería especialmente el caso si los extremos políticos lograran la mayoría absoluta en las próximas elecciones parlamentarias francesas.
Fuerte impulso a favor de la defensa
Los líderes políticos europeos están redirigiendo claramente su enfoque de la transición energética hacia la defensa, motivados por factores como:
- La moderación de la crisis energética. Aunque Europa sigue apostando por la independencia energética, la fase aguda de la crisis de disponibilidad y asequibilidad de la energía ha terminado. Esta menor presión hace que la transición a las energías renovables sea menos urgente a corto plazo.
- El actual conflicto en Ucrania. La posibilidad de un recrudecimiento de la guerra en Ucrania sigue latente. Tras años de gasto militar insuficiente, Europa carece de los medios necesarios para defenderse o apoyar eficazmente a Ucrania sin la ayuda de Estados Unidos.
- Un posible Trump 2.0. Un segundo mandato de Trump elevaría notablemente la presión sobre los países europeos para aumentar el gasto militar.
Los Estados miembros de la UE buscan estrechar su colaboración en varias áreas clave: mejorar la coordinación y cooperación en proyectos de desarrollo a gran escala, como carros de combate y cazas de nueva generación; alinear más los esfuerzos en adquisiciones; y fortalecer la industria europea de defensa para reducir la dependencia de importaciones.
Dado que el gasto en defensa continúa siendo una cuestión nacional, habrá que ver si se concretan propuestas como la del nombramiento de un Comisario de Defensa de la UE o el fondo común de defensa promovido por la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Sin embargo, durante mis conversaciones con los responsables políticos, he observado una clara voluntad de aumentar el gasto. Aunque durante mucho tiempo se consideró que el objetivo de gasto del 2 % de la OTAN era el límite máximo, muchos países de la UE ahora lo ven como un mínimo, especialmente Alemania y los países de Europa del Este, que han incrementado sus presupuestos de defensa.
Implicaciones para los inversores
Considero que este aumento del gasto en defensa es claramente positivo para las empresas del sector en Europa, ya que se beneficiarán tanto de un fuerte viento a favor como de una mejor visibilidad sobre la demanda a medio plazo. Además, a diferencia de los proveedores implicados en la transición energética, los contratistas de defensa están protegidos por barreras de entrada mucho mayores. A pesar del notable incremento en las valoraciones, creo que hay determinados valores que todavía resultan atractivos a largo plazo.
Un clima fiscal benigno
Las nuevas normas fiscales de la UE otorgan más tiempo a los Estados miembros para cumplir con sus objetivos fiscales y evitar recortes drásticos en el gasto público, especialmente si están relacionados con reformas estructurales o inversiones. La revisión de la normativa busca ayudar a los países europeos más pobres, que suelen beneficiarse menos que las economías más grandes de la reciente flexibilización de los criterios sobre ayudas estatales. En mi opinión, este nuevo reglamento también debería evitar que se repita la política de austeridad que siguió a la crisis financiera mundial.
En nuestras conversaciones, los responsables políticos de la UE admitieron retrasos en el programa fiscal pos-COVID conocido como NextGenerationEU (NextGenEU). Con gran parte del desembolso y la implementación aún pendientes, muchos dirigentes políticos creen que el programa podría extenderse más allá de 2026. Con todo, no contemplan otra gran emisión de deuda común para financiar el gasto fiscal a corto plazo.
Implicaciones para los inversores
Mantengo mi opinión de que el panorama fiscal en Europa ofrecerá sorpresas positivas, especialmente para los Estados miembros periféricos, que son los principales beneficiarios de NextGenEU. Asimismo, preveo que el programa tendrá su mayor impacto en los próximos tres años. Además, valoro positivamente la relajación de las normas fiscales, ya que es poco probable que se produzcan recortes innecesarios en el gasto público. Tanto el próximo desembolso de los fondos de NextGenEU como las normas fiscales menos estrictas deberían beneficiar a los valores expuestos a la demanda interna europea.
Las elecciones de EE. UU. en el punto de mira
Para la UE, una presidencia demócrata (de la nueva candidata Kamala Harris) ofrece un panorama mucho más cómodo que una victoria de Trump, que podría acarrear varias consecuencias negativas, como la imposición de aranceles a los productos europeos, una mayor divergencia entre EE. UU. y Europa en cuanto a las relaciones con China, una menor coordinación en materia de cambio climático y una reducción de la cooperación en defensa. Además, un segundo mandato de Trump daría más espacio a «disidentes de la UE» como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el presidente polaco, Andrzej Duda.
Implicaciones para los inversores
El rumbo que tomará la UE en caso de que Trump asuma la presidencia no está claro, pero, desde mi punto de vista, es probable que pase por reducir la vulnerabilidad de la UE en áreas como la defensa y la transición energética, mientras trata de mitigar los riesgos asociados a la imprevisibilidad inherente de una administración aislacionista y transaccional. Si bien este escenario debería favorecer a las compañías de defensa, podría suponer un riesgo para muchas empresas europeas internacionales que se benefician de cadenas de suministro globales y aranceles reducidos.
En general, un contexto favorable
A corto plazo, Europa se enfrenta a un mayor riesgo político. No obstante, siempre que el Gobierno francés no se incline demasiado hacia un extremo político que pudiera hacer que los inversores se replanteen la sostenibilidad de la zona del euro, sigo valorando favorablemente la renta variable europea. La mejora del crecimiento y el sólido apoyo fiscal ofrecen un entorno atractivo para los bancos europeos y los beneficiarios del consumo interno, como los viajes y el ocio. Asimismo, desde una perspectiva cíclica, prefiero los valores del sector de la defensa, mientras que, desde un punto de vista más defensivo, me inclino por los valores del sector de la salud, telecomunicaciones y servicios públicos.
En términos más generales, el buen desempeño de los mercados de renta variable europeos (antes de las elecciones europeas) sugiere que los inversores globales han vuelto a apostar por la renta variable europea, motivados por la incipiente recuperación del crecimiento en Europa y el riesgo de concentración en el mercado estadounidense. Aunque la incertidumbre política ha provocado un cambio de tendencia, creo que esto es algo temporal y que la tendencia subyacente positiva de la renta variable europea aún tiene recorrido. Ahora bien, creo que la diferenciación activa cobra cada vez más importancia debido al rápido aumento de las valoraciones en ciertos segmentos del mercado.