2. Los balances de las empresas son, en general, sólidos en Estados Unidos
Muchos inversores piensan que las empresas estadounidenses son suficientemente robustas, pues presentan balances sólidos, ratios de endeudamiento estables, amplias coberturas de los intereses y cuantiosos flujos de caja libres. Los últimos datos así lo corroboran y, de hecho, muchas aprovecharon los tipos de interés bajos del período 2020-2021 para cancelar deudas. Sin embargo, la disponibilidad de flujos de caja libres es, en buena medida, consecuencia de la falta de capex en la última década y del aplazamiento del gasto hasta que remita la inflación. Así pues, parece poco probable que las empresas puedan seguir apostando por las recompras de acciones financiadas con deuda en lugar de invertir en capex en un mundo desglobalizado de tipos altos.
La mayoría de los inversores no ven motivos de preocupación en las empresas con calificación BBB- con un apalancamiento de aproximadamente 3 veces y una relación entre la deuda neta y el valor de la empresa del 33%, pero nuestro análisis apunta a una posible caída de los resultados empresariales de entre el 15 y el 25% en la próxima recesión. Si los múltiplos se contrajeran en términos similares, la típica empresa BBB- se acercaría más a una BB-, es decir, una inversión de riesgo. Para las empresas de alto rendimiento, estos cálculos serían incluso peores.
Normalmente, las empresas no se ven en apuros porque el pago de intereses sea demasiado abultado o no puedan refinanciar los pagos del principal, sino más bien porque su relación deuda neta/valor de la empresa se eleva tanto que les resulta más fácil reestructurar la deuda. Por todo ello, no hay que descartar que las rebajas de las calificaciones y los defaults en el conjunto de la economía den una enorme sorpresa al alza.