En este artículo, identificamos tres tipos de estrategias que consideramos bien posicionadas para reforzar la diversificación de las carteras de renta fija, al tiempo que pueden generar ingresos atractivos con un riesgo controlado.
1. Estrategias macro de tipos y divisas
En 2022, la evolución macroeconómica y de los mercados se vio afectada en buena medida por la persistencia de altos niveles de inflación, a la que siguió el consiguiente endurecimiento de la política de tipos de interés por parte de los principales bancos centrales del mundo. Ante este panorama, muchos activos de renta fija generaron pérdidas, lo cual, a su vez, llevó a muchos gestores a darse cuenta de que sus carteras de deuda carecían de una adecuada diversificación de riesgos.
En nuestra opinión, una importante lección de todo esto es que, para afrontar los próximos años, puede ser fundamental contar con cierta exposición a estrategias de tipos y divisas (FX) de retorno absoluto, dirigidas a obtener rentabilidades totales positivas en cualquier entorno macroeconómico. Tales estrategias intentan sacar partido de las fases de volatilidad macroeconómica y del mercado, así como de las diferencias más marcadas que puedan surgir en el futuro entre economías menos sincronizadas con el ciclo global.
En 2023, creemos que la volatilidad del mercado seguirá siendo intensa, lo que elevará la dispersión dentro de las clases de activos, pero también la disparidad entre los países y las empresas. Todo ello debería traducirse en una mayor demanda de flexibilidad y de verdadera diversificación en las carteras que principalmente permita a los inversores adaptarse a la coyuntura del mercado en cada momento y aprovechar las correcciones en cuanto tengan lugar. Para responder adecuadamente a los altibajos del mercado antes de que sea demasiado tarde, puede ser decisivo disponer de liquidez suficiente en la cartera.
En este sentido, podrían ser muy útiles las estrategias macro de retorno absoluto, las cuales pueden aportar estabilidad a la cartera cuando los mercados lidian con los bancos centrales, que de contener la volatilidad en el pasado se han convertido en un factor que puede desencadenarla. En función de cómo se ejecuten, estas estrategias pueden complementar las inversiones tradicionales de bonos core y del Tesoro estadounidense.
2. Estrategias de bonos core y bonos core plus
Dada la actual desaceleración en algunos sectores de la economía mundial, en 2023 puede ser conveniente recurrir a estrategias que inviertan en bonos core, especialmente a medida que se consolide el endurecimiento de la política de tipos de interés. Bajo nuestro punto de vista, la caída del dólar estadounidense el año pasado, la ralentización de la inflación, el aumento de los riesgos geopolíticos y la amenaza inminente de recesión mundial dotan hoy de mayor atractivo a los títulos de renta fija de alta calidad.
Históricamente, esta categoría ha desempeñado un papel fundamental en la diversificación general de las carteras al aportar duración de tipos de interés y rentas fiables. De hecho, la duración actúa como un potencial contrapeso de otros activos de la cartera; por ejemplo, las fases de aversión al riesgo, que pueden afectar negativamente a la renta variable, suelen provocar un alza de los precios de los bonos de alta calidad. Por su parte, las rentas pueden reforzar la solidez del retorno absoluto de estos bonos, incluso cuando fluctúan los diferenciales crediticios.
En el entorno de tipos persistentemente bajos de los últimos años, los inversores pagaban un coste de oportunidad por tener bonos de alta calidad en detrimento de los activos de mayor riesgo y rentabilidad. Sin embargo, dicho coste se ha reducido por el significativo aumento de los rendimientos, por lo que, en nuestra opinión, ha llegado el momento de revisar el papel fundamental que desempeña el crédito de alta calidad en una cartera de renta fija diversificada. Cabe recordar, igualmente, que un bono de alta calidad con convexidad positiva gana más valor cuando bajan los tipos del que pierde cuando estos aumentan. Si bien es posible que el inversor asuma un mayor riesgo de duración, normalmente se beneficia de una mayor revalorización del capital durante las fases de búsqueda de activos más seguros y, además, mitiga el riesgo de reinversión en situaciones de tipos sustancialmente más bajos: una razón de peso para invertir en títulos de renta fija de alta calidad.
3. Estrategias de bonos de corta duración
A determinados inversores puede resultarles contradictorio exponerse a bonos core y bonos core plus y, a la vez, a estrategias de bonos de corta duración. No obstante, estamos convencidos de que el universo de la corta duración tiene cabida en muchas asignaciones de renta fija, sobre todo ante la persistente incertidumbre en torno a la política de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) en 2023.
En 2022, el endurecimiento de la política monetaria de la Fed fue rápido y agresivo, con una subida del tipo de interés de los fondos federales del 4,25 % en el cómputo del año y con la probabilidad de que se produzcan nuevas subidas en 2023. Si bien esta postura más restrictiva desató una considerable volatilidad en el mercado y la caída de los precios de los activos, un segmento sacó partido de ello: la renta fija de corta duración. Tanto los bonos de corto vencimiento como los activos equivalentes a la liquidez están teniendo ahora mejores rendimientos que en ningún otro momento desde que empezó la Gran Recesión en 2008. Esto es más evidente por la forma invertida actual de la curva de rendimientos, en cuyo extremo corto los tipos también han aumentado y brindan un atractivo carry por unidad de duración. Además, debido a los vencimientos más cortos, estas participaciones permiten a los inversores redistribuir la liquidez disponible en otras oportunidades de mercado potencialmente más interesantes.
Por último, actualmente los mercados de futuros están descontando una política de la Fed más expansiva de lo que las previsiones de la entidad sugieren. Si esta finalmente llevara los tipos a niveles más altos —y los mantuviera ahí— de lo esperado por muchos analistas, la inversión en títulos a corto plazo puede ayudar a los inversores a aprovechar el diferencial entre ese escenario acomodaticio anticipado por el mercado y otro en el que la Fed pondría en marcha más medidas restrictivas.