Volatilidad en la deuda pública vs. estabilidad en el crédito
En lo que llevamos de 2024, los inversores en renta fija han estado ocupados con el exitosísimo calendario de nuevas emisiones, el cambio de postura del Banco de Japón y el incremento de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio; todos estos factores han competido por la atención del mercado. Sin embargo, la inflación —manteniéndose por encima de su objetivo— ha seguido siendo el tema dominante y como consecuencia, se ha intensificado la volatilidad en los rendimientos de los bonos soberanos al rectificar el mercado sus expectativas de que los bancos centrales bajarían los tipos antes de fin de año.
Por su parte, los mercados de crédito ofrecen un panorama diferente y, especialmente en Europa, han exhibido una fortaleza notable. Los diferenciales se han estrechado, impulsados por los robustos balances empresariales, la resistencia del consumo y unos aspectos técnicos del mercado favorables. Pese a esta contracción de los diferenciales, el segmento de crédito europeo de alta calidad crediticia mantiene su atractivo, ya que ofrece unos rendimientos totales históricos del 3,9%, lo cual permite a los inversores beneficiarse de unos ingresos atractivos sin asumir excesivos riesgos. Pero ¿qué oportunidades brinda el crédito europeo a los inversores y qué nos deparará el resto del año?
El ciclo crediticio actual
Entender cómo funciona el ciclo crediticio, es decir, las fases recurrentes de expansión y contracción del crédito disponible, es esencial para lograr buenos resultados en una cartera de crédito europeo Investment Grade. En concreto, anticipando los cambios en el ciclo y gestionando de forma dinámica el conjunto de la exposición al crédito, nos proponemos aprovechar las rachas alcistas y preservar el capital en las bajistas. En pocas palabras, en unas ocasiones es deseable una mayor exposición al crédito y en otras que sea menor. Por medio de nuestra estrategia activa de gestión del riesgo de crédito, tratamos de proteger a los clientes de la volatilidad del ciclo crediticio, con el objetivo de ofrecerles un flujo regular y estable de rentabilidades relativas superiores.
Con ese propósito, concentramos los esfuerzos en captar el momento del ciclo prestando una especial atención a la solidez de los balances de las empresas, a la fortaleza del consumo y a la velocidad con que se transmiten los cambios en los tipos de interés a la economía. En este sentido, pese a haber emprendido uno de los ciclos de subidas de tipos más agresivos de su historia, la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) parece estar dando frutos, si bien con un retraso mayor que en ciclos anteriores. Si a esto le sumamos la recuperación del crecimiento, apostamos por que el desempeño del crédito seguirá respaldado a corto plazo. Hemos detectado tres posibles factores que explican la ampliación del ciclo crediticio:
1. Los saneados balances de los hogares prestan apoyo al consumo
En primer lugar, en Europa, los balances de las familias siguen saneados y la renta disponible alcanza máximos en 25 años (gráfico 1). Esto se produce, en parte, porque, desde la Gran Recesión, los consumidores europeos han modificado su comportamiento drásticamente en la medida en que ahorran más y evitan las formas de préstamo más arriesgadas. Además, la pandemia provocó dos cambios adicionales: que muchos consumidores acumularan ahorros y que los propietarios europeos de viviendas optaran por hipotecas a tipo fijo en lugar de variable. Por lo que, actualmente el hogar europeo medio mantiene una posición mucho más robusta que nunca y es menos sensible a la variación de los tipos de interés.
Por otra parte, a medida que la inflación ha descendido desde su máximo, un crecimiento en los salarios y una política fiscal proactiva han propiciado un aumento de los ingresos reales. Precisamente esa sobresaliente solidez de los balances de los consumidores, frente a sus medias históricas, debería apuntalar la prolongación del gasto —y con ello los resultados empresariales— a corto plazo.