En este contexto, hemos mostrado nuestra preferencia por el crédito de alto rendimiento frente al crédito investment grade, cambiando nuestra posición en este último de moderadamente sobreponderada a neutral. Hasta ahora, habíamos considerado el crédito de alta calidad crediticia como una buena opción para generar carry, con cierto potencial de estrechamiento de los diferenciales. Gran parte de este estrechamiento se produjo en los dos primeros meses del segundo trimestre, lo que nos llevó a moderar nuestra exposición. Desde entonces, el mercado europeo de investment grade, que incluye una gran proporción de bancos, ha experimentado una volatilidad considerable. Estos bancos son potenciales objetivos de medidas fiscales recaudatorias por parte del nuevo Gobierno francés. Consideramos esta gran incertidumbre política como una razón más para centrarnos en los segmentos de mayor rendimiento de los mercados de crédito.
A nivel regional, tenemos una ligera preferencia por el HY europeo, financiado con el HY de los mercados emergentes. En términos de valoración, Europa aún mantiene una pequeña prima, con posibilidad de que los diferenciales se estrechen. Además, tenemos una visión más constructiva sobre las perspectivas macro europeas, donde el impulso económico mejora y el banco central ya ha rebajado los tipos de interés. Seguimos atentos a los acontecimientos políticos en Francia, un país que representa el 20% del mercado europeo de alto rendimiento. Aunque estos eventos han provocado una ampliación de los diferenciales en las últimas semanas, en nuestra opinión suponen una oportunidad para añadir riesgo. El crecimiento sigue mostrándose débil en los mercados emergentes, mientras que muchas de las características idiosincrásicas de los títulos de menor calificación crediticia ya se han manifestado, lo que en ocasiones ha provocado un estrechamiento excesivo de sus diferenciales en relación con sus fundamentales. También los flujos continúan en niveles mediocres.
Materias primas: una posición más sólida apoyada en el petróleo
Hemos cambiado nuestra posición en materias primas de neutral a moderadamente sobreponderada debido a la mejora en la valoración del petróleo, cuyo precio en torno a los 80$ parece razonable. Además, consideramos que una rentabilidad positiva, reflejada en el menor coste de los futuros a largo plazo, justifica una postura más constructiva.
En nuestra opinión, el riesgo geopolítico en Oriente Medio limita la caída del precio del petróleo. Es probable que este se mantenga en los niveles actuales, respaldado por una dinámica de crecimiento favorable a escala global y una oferta ajustada. Por tanto, pensamos que la principal fuente de rentabilidad este año será el carry, que podría generar plusvalías si la demanda es mayor de lo previsto o si la OPEP+ recupera su poder de fijación de precios.
El oro ha destacado como activo en los últimos meses. Sin embargo, consideramos que su potencial de revalorización a partir de ahora es limitado y que las perspectivas de carry son negativas. Por estos motivos, optamos por mantenernos al margen. Este año, tanto los bancos centrales como los inversores han incrementado su exposición al oro, motivados por la débil confianza observada en 2023. No obstante, consideramos que los elevados riesgos geopolíticos ya han sido ampliamente descontados, por lo que muchos de los argumentos que respaldaban la tesis de inversión han dejado de tener tanta relevancia. Queda por ver si se mantiene el aumento de la demanda por parte de los inversores minoristas chinos y si las compras de los bancos centrales pueden seguir sosteniendo los precios.
Riesgos
Entre los riesgos a la baja que amenazan nuestro enfoque destaca una reaceleración o repunte de la inflación subyacente, lo que llevaría a los bancos centrales a rechazar un recorte agresivo de los tipos o incluso a reanudar las subidas. Además, nuestra previsión de obtener ganancias más generalizadas en la renta variable podría verse amenazada por el fuerte impulso alcista de uno o varios valores de megacapitalización. Por último, debemos estar atentos a las cuestiones geopolíticas, incluida la posibilidad de que se produzcan altercados durante el año electoral en EE. UU. y Europa, y de que se amplíe el conflicto en Oriente Medio.
Los riesgos alcistas para nuestras posiciones se centran en un escenario donde el crecimiento se extienda a escala global y la desinflación se reanude. Esto permitiría a los bancos centrales —en particular a la Reserva Federal— recortar los tipos más rápidamente de lo que los mercados anticipan en la actualidad. Asimismo, los beneficios empresariales podrían sorprender al alza en el segundo trimestre, impulsados por las ganancias obtenidas más allá de los valores tecnológicos de megacapitalización, así como por una rotación positiva del mercado y una amplitud mayor a la prevista. Otros riesgos alcistas apuntan a una resolución del conflicto en Oriente Medio y a una coalición compensada en las elecciones francesas.
Implicaciones para la inversión
Plantearse no alterar la exposición a la renta variable global. El crecimiento y la inflación se están moderando desde niveles altos, por lo que los bancos centrales acabarán recortando los tipos. En nuestra opinión, los gestores o asignadores de capital deberían mantener una inclinación hacia el riesgo a pesar de las valoraciones elevadas y la inestabilidad política, ya que esperamos que los indicadores fundamentales positivos respalden los beneficios empresariales.
Anticipar una ampliación del repunte de la renta variable. Hemos dejado atrás el sesgo regional en la renta variable y creemos que las ganancias podrían acumularse tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes. Asimismo, observamos mejoras en la evolución de los beneficios empresariales fuera de los valores tecnológicos de megacapitalización, lo que podría beneficiar a unos pocos rezagados, como el segmento Value y las compañías de baja capitalización. En cuanto a los sectores, nos decantamos por los servicios financieros, los servicios públicos y el consumo discrecional en detrimento de los materiales, los bienes de consumo básico y las comunicaciones, y mantenemos una posición neutral en tecnologías de la información.
Considerar la posibilidad de sobreponderar la duración y el crédito. La mayoría de los bancos centrales han entrado en una fase de recorte de tipos, por lo que pensamos que hay margen para que los rendimientos caigan en todas las regiones. Seguimos apreciando los diferenciales de crédito debido al carry, los sólidos indicadores técnicos de oferta y demanda, y la disminución de la tasa de impago. El contexto macroeconómico positivo y el mayor carry nos llevan a preferir el alto rendimiento al grado de inversión.
Potencial alteración de las previsiones optimistas. Aunque nuestra inclinación hacia el riesgo está respaldada por los indicadores fundamentales, nos preocupa la volatilidad derivada de la política en Europa y, en particular, en Estados Unidos. En función de los acontecimientos, somos partidarios de aprovechar las valoraciones más baratas como una oportunidad para añadir riesgo en la renta variable, dado el favorable contexto de los beneficios empresariales y la reversión a la media más fiable de los diferenciales de crédito.