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¿En qué situaciones la duración es una cobertura eficaz?

Manhattan landscape over Empire State building.

Escenario 1

Mientras, en el cuarto trimestre de 2022, persistía la inquietud por la elevada inflación, los mercados preveían que los tipos de interés de Fed estadounidense alcanzarían el 5-5,25%. Con este pronóstico se asumía que la inflación seguramente se mantendría en niveles altos y, en consecuencia, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) seguiría subiendo los tipos hasta que volviera al objetivo del 2%.

Argumentos del equipo de inversión2

Consideramos en ese momento que la duración en deuda pública estadounidense sería una buena cobertura, ya que en el precio de los bonos con vencimientos intermedios (por lo general, entre 4 y 10 años) parecían estar descontadas la continuidad de la inflación y la disposición de la Fed a subir los tipos. Pensábamos que el riesgo bajista de los precios de los bonos estadounidenses era limitado, incluso si la inflación seguía siendo elevada. Por otro lado, la desaceleración de la inflación o del crecimiento económico podría provocar un considerable repunte de los valores del Tesoro estadounidenses, en la medida que el mercado revisaría a la baja la curva de tipos-plazos y, con ello, sería menor la necesidad de subir los tipos con contundencia de la Fed. Al final, los datos de inflación tocaron techo poco tiempo después y los rendimientos de los bonos del Tesoro a cinco años subieron 100 puntos básicos (pb)1.

Escenario 2

A principios de 2023, se extendió el optimismo en el mercado ante la caída de la inflación y las señales de que la Fed iniciaría un amplio ciclo de recortes de tipos desde el 4,5% en febrero.

Argumentos del equipo de inversión2

No considerábamos la deuda pública estadounidense una cobertura interesante, dado que el precio ya reflejaba bajadas de tipos de 200 puntos básicos. Para obtener rentabilidades extraordinarias con los bonos de vencimiento intermedio respecto al efectivo, cuyo rendimiento en ese momento se aproximaba al 5%, la Fed habría tenido que recortar los tipos de interés hasta el 3% en los dos años siguientes. Sin embargo, si los datos económicos y de inflación seguían siendo robustos y la Fed renunciaba a reducir los tipos, la inversión en bonos de vencimiento intermedio podía traducirse en una rentabilidad negativa del principal. En este escenario, no pensábamos que tener bonos intermedios ofreciera una buena relación rentabilidad-riesgo, de modo que redujimos la duración de forma sustancial2. Los datos sorprendieron al alza y los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos años aumentaron en un período de cuatro semanas1.