España (Spain), Inversores profesionales

Cambiarchevron_right

Aprovechando las ineficiencias de los diferenciales de crédito entre BBB y BB

587960256

Escenario

Entre enero y octubre de 2022, el índice S&P 500 perdió el 25% de su valor, mientras que, en el mismo período, el tipo del bono del Tesoro estadounidense a 5 años aumentó de forma notable desde el 1,54% hasta el 4,18%1. Los diferenciales de crédito se vieron afectados por el temor del mercado a que se desatara de forma inminente una recesión a causa del endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. Los gestores de crédito de grado de inversión con respecto al índice de referencia parecían optar, en términos generales, por inversiones de mayor calidad crediticia para minimizar las pérdidas en caso de que la recesión se hiciera realidad. 

En nuestra opinión, esta rotación hacia una mejor calidad llevó a esos gestores a vender títulos de calificación BBB y a comprar en el universo A. Entretanto, los gestores de high yield viraban del CCC hacia el BB (el tramo de mayor calidad del high yield). Este proceso provocó una compresión de los diferenciales crediticios entre los títulos BB (alto rendimiento) y BBB (grado de inversión) hasta sus niveles más próximos desde 2022, pese al miedo generalizado a la recesión.

Argumentos del equipo de inversión2

Durante el verano de 2022, veíamos valor en el universo BB frente al BBB. Sin embargo, entre septiembre y noviembre de ese año, ante el contexto de compresión de los diferenciales entre títulos BBB y BB, consideramos que podíamos conseguir niveles similares de revalorización invirtiendo en BBB. Descartamos la posibilidad de que el diferencial relativo entre ambos rangos de calificación se reduciría aún más. Además, creímos que invertir en BBB —en lugar de hacerlo en BB— nos permitiría mitigar el riesgo de caídas si la relación entre ambos diferenciales volvía a sus niveles habituales. En esta operación de valor relativo, rotamos la duración de los diferenciales de BB a BBB alrededor de tres años. La operación resultó rentable, al comprimirse más los rendimientos de los títulos BBB que los BB a medida que se normalizaba la correlación entre diferenciales crediticios1.