Renta variable: Hay señales positivas, pero no bajamos la guardia
Nuestra visión sobre la renta variable global ha mejorado infraponderándola de forma moderada, pero conservamos un sesgo defensivo. Entendemos que la menor sensibilidad a los tipos de interés de consumidores y empresas, así como la fortaleza general del consumo, reducen la probabilidad de un aterrizaje brusco o hard landing en EE. UU. Pero seguimos pensando que la distribución de los riesgos en la economía mundial, incluso en la estadounidense, está distorsionada a la baja. Aunque los efectos de una política monetaria más restrictiva están apareciendo con mayor retraso que en el pasado, al final se producirá un exceso monetario, lo que implica valoraciones más bajas en la renta variable y recortes en las expectativas de beneficios.
Consideramos que el impulso fiscal que ha sostenido al sector privado se convertirá con el tiempo en un lastre para el crecimiento en EE. UU. y Europa a medida que estos países se consoliden fiscalmente. Con todo, el impacto puede ser menos notorio en Europa, donde el estímulo fiscal no se ha llegado a aplicar íntegramente sobre el territorio. Por otra parte, esperamos un mayor riesgo inflacionista a escala mundial a medida que la senda hacia una mayor desinflación se torne más complicada. El deterioro de la relación crecimiento/inflación reducirá los márgenes. Al mismo tiempo, las valoraciones de la renta variable global continúan en niveles elevados, tanto en términos absolutos como en relación con la liquidez o cash. Seguimos observando divergencias regionales, con EE. UU. y Japón registrando mejores resultados cíclicos que Europa, y valoraciones igualmente dispares.
Mantenemos una visión sobreponderada en renta variable japonesa. Aunque el mercado ha dejado de estar barato, el impulso económico positivo se ha traducido en mayores márgenes y crecimiento de los beneficios. La decisión del Banco de Japón (BOJ) de flexibilizar su política de control de la curva de tipos en julio no ha afectado a la rentabilidad positiva del mercado, en parte porque el yen ha continuado debilitándose frente al dólar estadounidense. Además, el mercado de renta variable japonesa sigue siendo muy amplio.
Mantenemos una visión infraponderada de la renta variable estadounidense y europea frente a Japón. Mejoramos ligeramente nuestra visión del mercado estadounidense ante la solidez de su economía y el impacto de la inteligencia artificial en las empresas. No obstante, las valoraciones estadounidenses ofrecen un precio perfecto, lo que las hace vulnerables a una revisión a la baja de las expectativas de crecimiento provocada por la reanudación de la devolución de los préstamos estudiantiles, las huelgas de los trabajadores del sector automovilístico y otros factores. Los balances de las empresas mantienen una apariencia sólida, aunque observamos algunos signos de debilitamiento en los márgenes netos y la cobertura de intereses.
Las valoraciones en Europa están en niveles atractivos y cada vez estamos más seguros de que el Banco Central Europeo ha llegado al final de su ciclo de subidas ante el enfriamiento de la economía. No obstante, la debilidad de los beneficios empresariales y los ajustes a la baja de la rentabilidad —en lo que consideramos un caso base de estanflación— nos llevan a ser pesimistas en cuanto a las perspectivas de los mercados de renta variable. Asimismo, vemos ciertas tensiones en el sector servicios, una señal negativa para el mercado laboral y la fortaleza del consumo.
Hemos reducido a neutral nuestra visión de China, ya que fuimos demasiado optimistas sobre el potencial de un repunte cíclico, así como sobre los problemas estructurales que afectan a la confianza y disposición al compromiso de los inversores. Las recientes medidas políticas y las señales de brotes verdes cíclicos nos indican que podríamos estar en un momento de máximo pesimismo, si bien también advertimos que hay menos indicios que apunten a un cambio de tendencia en la confianza de los consumidores o en el ciclo inmobiliario. La tesis de inversión en los mercados emergentes (ME) salvo China también muestra un gran equilibrio, ya que la relajación de la política monetaria nacional se ve compensada por la fortaleza del dólar estadounidense y los riesgos inflacionistas de los alimentos y el petróleo.
En lo que respecta a los sectores, mantenemos una visión positiva en servicios financieros y negativa en materiales. Creemos que el sector financiero se verá respaldado por la solidez de los fundamentales de las empresas y el mantenimiento de la confianza, mientras que el sector de materiales se resentirá debido a la menor rentabilidad de los recursos propios y la mayor volatilidad de los rendimientos.