Después de casi tres décadas de crecimiento moderado, baja inflación y costes de la deuda cada vez más bajos, las empresas se enfrentan ahora a unas condiciones macroeconómicas muy diferentes, con altos niveles de incertidumbre y una drástica subida de los tipos de interés. El tiempo dirá qué implicaciones concretas tendrá a largo plazo para los inversores de renta variable, pero, como primer paso, creemos que los inversores deberían reevaluar la solidez de las empresas que integran su cartera core. El impacto de unos tipos de interés más elevados y de un contexto macro más adverso dependerá de los distintos sectores e industrias, si bien, en nuestra opinión, la clave consiste en dar con empresas de alta calidad capaces de capear el temporal. A continuación, presentamos algunas de las características que nos parecen más interesantes, al margen del sector o la industria.
Calidad de la asignación de capital
En un entorno en el que los tipos de interés aumentan y la financiación es más cara, creemos que la identificación de equipos directivos y consejos de administración competentes en la asignación de capital a largo plazo es aún más importante. Aunque para nosotros la administración responsable del capital de los accionistas es una constante clave en la búsqueda de una rentabilidad sostenible a largo plazo, pensamos que la coyuntura actual obliga a un escrutinio más riguroso de los balances. Las empresas con abundantes reservas de liquidez y bajos niveles de endeudamiento tienen una mayor capacidad para absorber el aumento de los costes de los préstamos sin necesidad de recurrir al apalancamiento. Asimismo, dispondrán de los medios financieros necesarios para aprovechar las oportunidades que surjan con las dislocaciones del mercado.
Diversificación de las fuentes de ingresos y poder de fijación de precios
En este contexto, el acceso a fuentes de ingresos diversificadas es un factor importante, ya que puede ayudar a mitigar el impacto de las fluctuaciones de los tipos de interés en regiones o sectores determinados. Pero esta diversificación debe ir unida a un cierto poder de fijación de precios que permita proteger los ingresos. Las empresas a las que nos dirigimos suelen ser líderes en sus mercados, pues disponen de una mayor capacidad para ajustar los precios de sus productos, lo que ayuda a compensar el aumento de los costes de los intereses e insumos y a mantener los márgenes de beneficio.